Seguramente hay quien contempla la fantasía de una belleza perfectamente inmóvil para lucir los caprichos del mercado sin protestar.
Seguramente estar bien vestido y lucir una forzada expresión de enamorado convence a pesar de la calvicie.
Seguramente la permanencia del maniquí se debe al cristal que lo conserva aunque al salir a la calle sea un cuerpo raro.
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